Mensaje de los líderes del Área

Predicar el Evangelio en la era digital

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En tus esfuerzos por compartir el mensaje de la Restauración, aprende a escuchar la voz del Espíritu, alza tu voz en busca del Señor con humildad; y aunque seas tímido; afronta el futuro con esperanza, porque recibirás los dones para dirigir tu vida.

élder José A. Teixeira

Cuando servía como presidente de misión, mientras estaba entrevistando a un misionero, le pedí que me contara algo de sí mismo. “Soy muy tímido”, me dijo. Me preocupaba que su timidez se interpusiera en su capacidad de servir, por lo que le pregunté: “¿Cree usted que aun así el Señor puede ayudarlo a ser un buen misionero?”, y él respondió: “Creo que el Señor puede hacer cualquier cosa”, a lo que le mencioné: “Entonces, deje que Él lo ayude. ¿Cree que puede hacer eso?”. “Sí”, dijo.

Pasaron algunas semanas y los mismos misioneros volvieron a tener entrevistas. Esta vez, el compañero del élder tímido, dijo: “Presidente, no sé qué le dijo, pero ciertamente marcó una diferencia. Ahora es magnífico cuando habla con la gente”. De modo que estaba entusiasmado de volver a verlo minutos más tarde. Cuando él entró a mi despacho, bajó la mirada hacia el suelo. “Tengo buenas noticias”, dijo. “Aún soy tímido, pero le pedí al Señor que me ayudara. Entonces abrí la boca y empecé a hablar. ¿Y sabe qué? Ahora lo hago todo el tiempo. Lo increíble es que a la gente le gusta; sienten el Espíritu; se identifican conmigo y con lo que les digo”.

Cuando compartimos el Evangelio, a veces nos ponemos nerviosos; pero como demostró aquel tímido misionero, el Señor nos guiará si confiamos en Él. El Espíritu Santo nos ayudará a saber qué decir (véase 2 Nefi 32:2-3).

Al comprender mejor el papel de Cristo en nuestra vida, seremos más conscientes de nuestro propósito aquí en la mortalidad, el cual es tener gozo. Sin embargo, ese gozo no nos exime de experimentar pruebas y dificultades, incluso algunas tan graves y complejas que nos pueden llevar a pensar que la felicidad no es posible en tales circunstancias. A medida que comprendamos mejor al Salvador, tendremos un mayor deseo de vivir con alegría y con la convicción de que el gozo es posible.

Nuestras decisiones tienen el poder innegable de transformar nuestra vida. Este don es una señal de confianza en nosotros y al mismo tiempo, una responsabilidad personal de utilizarlo con sabiduría. Nuestro Padre Celestial respeta nuestro albedrío y nunca nos forzará a hacer lo correcto, ni impedirá que tomemos decisiones mediocres. Las decisiones conllevan consecuencias, las cuales pueden o no manifestarse inmediatamente después de haberlas tomado.

No se nos ha dejado solos. Dios nos ha dado los dones necesarios para ayudarnos durante nuestra experiencia terrenal. Las palabras “hacer lo bueno continuamente” (véase Moroni 7:13) describen apropiadamente la norma que debemos aplicar cuando ejercemos nuestra libertad de escoger. Utilizar los dones espirituales que se nos han conferido es primordial para mantenernos en el camino correcto.

padre y hijo con escrituras

En esta era digital – donde la información de los dispositivos móviles, los teléfonos inteligentes y las redes sociales han afectado profundamente la manera de estar en el mundo y de comunicarnos con los demás – nos podemos transportar rápidamente a lugares y a actividades que nos pueden alejar de lo que es esencial para tener   una vida llena de gozo duradero.

Esta vida en la red puede, si no se controla, dar prioridad a relaciones con personas a quienes no conocemos en lugar de aquellas con las que vivimos: ¡Nuestra propia familia!

Con respecto al consumo y selección de contenidos utilizando dispositivos digitales, el élder David A. Bednar invita a formularse un par de preguntas: “El uso de las varias tecnologías y medios de comunicación, ¿invitan o impiden la compañía constante del Espíritu Santo en su vida?; El tiempo que pasa haciendo uso de las diferentes tecnologías y medios de comunicación, ¿aumenta o restringe su capacidad de vivir, de amar y de servir en formas significativas?” (véase “Las cosas como realmente son”, Liahona, junio de 2010).

Las decisiones que tomamos respecto a nuestro tiempo en línea y las prioridades que damos en él son decisivas. Pueden determinar nuestro progreso espiritual y madurez en el Evangelio, nuestro deseo de contribuir a un mundo mejor y a vivir una vida más plena; y también ayudar a otros a lograr lo mismo.

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Al poner al Señor, a su Reino, y a nuestras familias en primer lugar, nos dará la esperanza que necesitamos para afrontar desafíos presentes y futuros. Es una cuestión de fe. Entonces, a fin de aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo: haz la historia familiar y adora en el templo; vive y comparte el Evangelio; encuentra la delicia de observar el día de reposo; y ayuda, con amor, a otros a hacer lo mismo.