El sábado 15 de marzo de 2008 murió el Hno. William Sill, reconocido geólogo y paleontólogo estadounidense miembro de la Iglesia que trabajó durante 33 años en Argentina, la mayoría de ellos en la provincia de San Juan; fue una persona clave en el desarrollo científico y el posicionamiento de Ischigualasto o Valle de la Luna en el mundo.
Conocido entre sus amigos científicos de San Juan como el 'Gringo de los Huesos' por sus exploraciones en el Valle de la Luna en busca de fósiles de dinosaurios, dejó una lista interminable de amigos en esa provincia.
En 1959 y siendo misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fue su primera visita a San Juan, Argentina. Años más tarde regresaría a la provincia para trabajar como geólogo para YPF. Conoció a Nélida Salinas Poblete con quien se casó, y tiempo después partieron otra vez a Norteamérica, para expandir horizontes.
Se doctoró en Geología y Biología en Harvard, con especialización en paleontología de
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Colaboró con la elaboración de la Ley que declaró 'Parque' al Valle de la Luna, que recién fue sancionada en 1971.
Fue distinguido en el Congreso de la Nación Argentina como 'un científico de renombre, un investigador incansable, un defensor de los derechos humanos, un patriarca mormón y sobretodo, un enamorado de San Juan'.
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La última sonrisa en San Juan. William Sill posó junto a la réplica de uno de los dinosaurios que él descubrió en Ischigualasto. Uno de sus tantísimos descubrimientos. |
Diego Castillo, del Diario de Cuyo, escribió: 'William Sill era un científico que combinaba perfectamente la precisión del laboratorio con la aventura en el campo. Casi siempre vestía camisas y pantalones caqui, un pañuelo al cuello y un sombrero oscuro. Recorrió cada palmo de Ischigualasto y fueron sus constantes investigaciones (entre ellas, la que lo llevó a descubrir el fósil más antiguo encontrado en el mundo) lo que abrió la puerta a dos hitos fundamentales: la creación del Parque Natural Ischigualasto en 1971 y, 29 años después, la declaración de Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.'
En la Iglesia fue reconocido siempre por adultos y jóvenes, como una persona excepcional, que transmitía esperanza, optimismo y consuelo; una excelente fuente de consulta y muy sabio al dar consejos.
Sus clases y charlas a los jóvenes, cuando trabajó en el Sistema Educativo de la Iglesia fueron por demás interesantes, especialmente cuando sus profundos conocimientos de las cosas espirituales explicaban asuntos de la ciencia.
En el 2003 la familia Sill se radicó en Estados Unidos, cerca de sus hijos y nietos, pero nunca se olvidó de su amado Ischigualasto en San Juan.
La noticia de su fallecimiento conmocionó a los san juaninos y fue noticia en todos los diarios locales. El Diario de Cuyo en su edición del 21 de marzo publicó un artículo titulado 'Se fue el Gringo de los huesos' y en la del 26 de marzo 'Deuda con William Sill', una deuda de gratitud que es real para todo aquel que lo conoció. Su vida fue una vida dedicada al servicio a Dios, a la Iglesia, a la ciencia y a la comunidad.