Rescate vía internet

Rescate vía internet

A los 17 años conocí la Iglesia. En plena adolescencia fue bastante difícil seguir adelante con los desafíos que conlleva esa edad. Más aún porque aunque mi madre y hermano pequeño también se bautizaron, pronto dejaron de asistir a la capilla.

Fueron años de muchas pruebas y poco a poco me fui alejando del evangelio. Se fue perdiendo mi fe y también debilitando aquel testimonio que obtuve cuando dos misioneros tocaron mi puerta y me mostraron el camino de regreso a la morada de Dios mediante la ordenanza del bautismo.

Ningún esfuerzo fue suficiente para mantenerme firme y seguir adelante. En ocasiones asistía a la Iglesia con mis 5 hijas, pero luego de mi divorcio se hizo todo más difícil. Me sentía en un pozo del que no lograba salir.

Hace dos años, usando internet ingresé en una red social SUD y conocí a la hermana  Nurbis Celideth Alvarado, del Barrio David 3, de la Estaca David Panamá. Con el transcurso del tiempo, en nuestras conversaciones salieron a la luz los pormenores de mi vida y pude notar como ella se interesaba en todo lo que me pasaba. Las charlas eran amenas y se convirtieron en momentos especiales pues  ella fue mostrándome la vida de una manera totalmente diferente, no sólo por hacerlo a través del monitor.

Como resultado del intercambio, poco a poco comencé a ver una pequeña luz y comprendí una vez más que la única salida era regresar a los convenios que había hecho al bautizarme. Nurbis hizo que en medio de tanta oscuridad espiritual, viera esa luz indicando el camino y que tuviera las fuerzas para tomar decisiones y hacer cambios.

El buen uso de internet fue la herramienta en mi vida para lograr un cambio tan importante e inexplicable. Las muestras de interés y amor,  y el gran ejemplo de mi gran amiga y hermana,  llegaron profundamente a mi corazón a pesar de grandes distancias. Esos pequeños actos fueron claves en mi rescate. 

Mi agradecimiento a ella y a nuestro Padre Celestial es infinito. Dios puso en mi camino a través de la tecnología a quien tenía la capacidad y los valores para que yo volviera a la Iglesia. Nurbis trabajó arduamente conmigo y sé que no ha sido fácil para ella. Pero valoro que dedicara tanto tiempo en querer que reviviera y gozara de las bendiciones que estaba perdiendo. 

Regresé al templo después de casi 6 años, me sellé a mis padres y actualmente trabajo como presidenta de la Sociedad de Socorro en mi barrio. Ella ha sido una guía de gran importancia para mí y quisiera resaltar que podemos utilizar la tecnología para edificarnos y edificar a otros. Fue muy importante para mí escuchar, aunque fuera frente a un monitor, un fiel y fuerte testimonio del Evangelio. 

Fui rescatada por una amiga con la que todavía nunca pudimos darnos un abrazo, pero con la que compartimos lágrimas de felicidad y experiencias espirituales muy especiales. ¡Anhelo la oportunidad de encontrarnos personalmente! 

Sé que este lazo es eterno: “Y la misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá pero la acompañará una gloria eterna que ahora no conocemos.” (DyC 130:2)